06 junio 2013

Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia

Cuando los burócratas se ponen a trabajar son realmente prolijos. Para desarrollar esta ley han necesitado treinta y nueve artículos agrupados en cinco capítulos, dieciocho disposiciones adicionales, diez disposiciones transitorias, una disposición derogatoria, once disposiciones finales y un anexo, todo compactado en 53 páginas.
Incidiendo en la dirección de la Comisión, sabemos que los órganos de gobierno son el Consejo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y el Presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que lo será también de su Consejo. El Consejo está integrado por diez miembros.
Respecto al asunto más importante, que no es otro que el auténtico grado de independencia de esta Comisión, el nombramiento de los miembros del Consejo nos dará la clave principal.
La ley no informa de que los miembros del Consejo, y entre ellos el Presidente y el Vicepresidente, serán
nombrados por el Gobierno, a propuesta del Ministro de Economía y Competitividad, entre personas de reconocido prestigio y competencia profesional. El Congreso por acuerdo adoptado por mayoría absoluta. 
En qué queda la aún sin estrenar Comisión sobre los mercados y la competencia, pues queda en casi nada, el mismo gobierno que legisla sobre los mercados y la competencia, es el mismo gobierno que nombra a los miembros de la Comisión que se dedican en palabras de esta misma ley a : los organismos supervisores tienen por objeto velar por el correcto funcionamiento de determinados sectores de la actividad económica, hacer propuestas sobre aspectos técnicos, así como resolver conflictos entre las empresas y la Administración.
La única baza que queda a disposición de la independencia de la Comisión, es que el Congreso y nada menos que por mayoría absoluta disponga que no le gusta el candidato propuesto. Me parece poco grado de autonomía.
En resumen, un nuevo componente burocrático para qué?
La opción y el camino que debe de tomar el legislador si quiere realmente favorecer los mercados y la competencia es deshacer la maraña legislativa que es la que realmente hace daño a la competencia y por ende a la competitividad y a la eficiencia de los mercados. Pocas leyes, buenas leyes y aplicadas con contundencia es posiblemente el único camino que se debe de recorrer. El resto, y menos la creación de órganos, organillos, comisiones y reguladores, no sirven más que para entorpecer el camino para el que supuestamente han sido creados.

JEFATURA DEL ESTADO
Organización


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